jueves, 17 de noviembre de 2011

Efecto bipolar.

- Hoy me ha vuelto a hacer llorar, estoy harta ¿qué hago? ¡Joder!

+ Deberías borrarle, perder el contacto con él, no saber absolutamente nada de él y de su no impresionante vida, porque tú ya no estarás en ella, y eso le hará rabiar, se arrepentirá toda su vida de haberte dañado tanto.

- En realidad yo me lo busco, es que soy tonta. Soy una paranoica, una loca, no sé asumir un no por respuesta, me daña demasiado, no al orgullo, si no al corazón. Quizás tengas razón y se arrepienta, pero ¿y si no? Tiene a otra que, desde luego, le hace olvidarse de mí, aunque sea por instantes…

+ Pues déjale, que se vaya con la otra, que haga con ella todo lo que soñaba hacer contigo. Luego, cuando lo dejen y se ponga a recordar lo bueno, se acordará de esos momentos, y se acordará de ti, y de que quizás, si hubiera elegido tu camino, las cosas no hubieran salido tal que así. Se sentirá solo.

- Pero yo no la conozco a ella, quizás le trate como se merece… Yo no puedo dárselo, más la vale a esa que le haga feliz, si no, cogeré y la...

+ ¿Y la qué, a ver? ¿Te piensas que vas a estar toda la vida “enamorada” de él? Ni de coña, vamos, ¡ni de coña! Tú vales más que un niño indeciso y cobarde. Te costará dar con la persona que te valore y que te de lo que necesites, dentro de todos los rangos, pero cuando por fin la encuentres, vuestro amor sí que será eterno, no un amor quinceañero en el que no sabes ni quién eres en ese momento.

- Es que… me dice que me quiere… bueno, se lo dice a las dos. A ella más, por supuesto, porque tiene miedo a perderla, lo que es entendible. Jo, es que yo daría mi vida por él, por tan solo verle…

+ En serio, sí, ¡eres mema perdida! ¡Abre ya los ojos, fíjate en lo que te está haciendo! Te está restregando por la cara que te estaba engañando. Él no se da cuenta aún, pero se engaña a sí mismo. Es imposible tener el corazón dividido, no hay parejas de tres, TRES SON MULTITUD. No pintas nada de nada ya en su vida. Vete, disfruta, conoce gente, sonríe, haz locuras… pero no te cuelgues de él. Sé que es difícil que lo veas ahora, por el rollo ese de estar “enamorada”, ¡ni siquiera le has visto!, pero está haciendo contigo lo que quiere porque sabe que puede, porque tú le dejas.

- ¿Sabes qué te digo? Que el tiempo lo dirá todo, y si he sido capaz de dejar el tabaco después de tres años, seré capaz de negarme a él cuando vuelva a buscarme.

- Bien por mí.



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