viernes, 21 de octubre de 2011

Carta de despedida.

No creas que disfruto viéndote como estas actuando, por el contrario me preocupa saber que estás mal. Tus comportamientos se interpretan de otra manera, así lo veo. Me duele saber que has perdido el manejo de tus actos. Para nada me gustaría sentir lo que estás viviendo. De todas formas, si esto ha llegado a este punto es por tu culpa y no la mía. Sé que a lo mejor no es el mejor momento, pero en realidad cualquier momento es bueno para decirte lo que siente mi corazón. Algunas veces me parece que he muerto. Lástima, es el único sentimiento que te inspiran las personas que no buscan su destino, pero te aseguro que yo traté de hacerlo cuando te conocí. Lo único cierto de todo esto es que me encuentro en medio de la vida, de mi vida, mirando para arriba y para abajo, y no te veo por ningún lado.

También quiero que sepas, que esto es un adiós, un adiós para siempre, sin reconciliación, porque no fuiste sincero, te portaste conmigo como uno más del montón. Yo pensé que eras diferente, pero me equivoqué. No importa si tú jugaste, fue que yo te dejé jugar. El amor es para compartirlo, el amor es un juego de dos, el amor es puro y sincero cuando se siente de corazón, así debe ser el amor, pero esto no es lo que tú sientes por mí, me abandonaste, no me llamas, me apuñalas cada vez que cometes esos actos tan inmaduros. Por eso no quiero volver a mirar tus ojos, porque allí esta la gran tentación. Quizás has confundido la pasión con el amor, y yo he llegado a la conclusión que no sabes lo que es el amor, porque sé que a ella no la amas, o al menos, no del todo.

Adiós.

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