jueves, 23 de febrero de 2012
Voy a comenzar diciéndote que TENÍAS RAZÓN, no me mereces. ¿Por qué? Porque esa persona increíble, bonita, cariñosa y maravillosa también tiene algo llamado amor propio. Que si no me quieres tú, pues ya me quiero yo. Que no te voy a decir nunca más lo que está bien o mal, porque no soy tu moral, que no te voy a ayudar nunca más a la vez que te amo, porque no te mereces ni estas palabras. Claro que has sido un auténtico capullo, has resultado ser como ese montón de gente que te decepciona a lo largo de tu vida, y te da hostias. Lo mejor de mí es que a todo le saco un lado bueno, y que a todo le saco mi bonita sonrisa. Lo mejor de todo esto es que me he dado cuenta de que si soy alguien es porque yo sola me lo he currado todo y me he levantado de cada golpe, la gente que de verdad me quiere me valorará por eso, porque soy yo misma. Pensándolo en caliente, te necesito, te amo, no soy nada sin ti, se me acaba el mundo, quiero morir… CHORRADAS. Puedo parar a pensarlo en frío y decir que aunque sienta todo eso, tú no me dominas, y mucho menos me hundes. Porque fuiste egoísta, porque no fuiste sincero, porque no sabes lo que quieres, porque te vas a dar cuenta de lo que pierdes. Un físico, una apariencia… no hablo de eso, hablo de una mujer, no de una niñata falsa. Te pedía que fueras tú mismo, ¿hola? Toc, toc… ¿Personalidad? Ninguna. Te ofrecí comernos el mundo los dos solitos, y dejaste que el mundo me comiera a mí. No, amigo, las cosas no son así. No puedo hacer milagros ni dirigir tu mente, ni si quiera ya sé si te puedo hacer pensar o si puedes por ti mismo, ni presionarte, ¡por Dios! Solo quiero que sepas que yo no me arrastro. Si realmente te das cuenta de lo que está pasando, te puedo esperar, entender que todo el mundo yerra, y tendré que ser yo la que te de a ti una oportunidad, cuando me demuestres que has aprendido. No quiero amistad, ¿te crees que soy tonta o qué? Yo también sé qué es llevarse “bien” con un ex. Lo único que se siente es rabia, porque forma parte del pasado, y el pasado duele, por eso el tiempo no cura del todo las heridas, solo calma el dolor. Los últimos días sé que no estaba al máximo, pero date cuenta de que el día te lo pasabas sin mí, y no te dije nada porque te entendía, y ya es lo que faltaba, pero eso me llevaba a pensar que no me echabas de menos. Llegabas, y todo empezaba bien, según tú, pero acababa mal. ¿Cómo puedes tener la cara de pedirme que te hable con calidez cuando me sale ser fría? No me sale estar receptiva cuando llegas cinco minutos antes de que me vaya, y en vez de decirte nada, para "atacarte", prefiero dejarlo pasar para que no pienses que siempre estoy de uñas. Eso según tú es mi bipolaridad. Mi falta de ánimo, mis depresiones los domingos sin llegar a cuento. Vale, lo he hecho mal, pero podrías por lo menos ayudarme a cambiarlo. Siempre te he intentado decir lo que estaba mal, para que juntos pudiéramos arreglarlo, pero nunca se me pasó por la cabeza rendirme como una cobarde, oseasé, como tú. Me has dejado, y esto es todo lo que te pierdes. Yo me pierdo también muchas cosas, pero menos valiosas. Me doy cuenta yo solita y gracias a mi gente de que valgo, no millones, sino miles de millones. Tú metes el rabo entre las piernas, dejas de intentarlo. Te crees que con tu absoluto pasotismo llegarás a saber lo que es el amor, ¿no? Me precipité, y me enamoré, ya que fuiste el primero en todo. Entiendo que tú no sientas lo mismo, porque tú eres así y no se puede remediar, pero tampoco me has dado la oportunidad de poder enamorarte. Dos meses, para mí como una vida, mi mente se ha acostumbrado a ti, ya nadie me alegrará las mañanas con un mensaje. Para ti, insignificante. Ya directamente estoy descolocada, no sé quién eres, y lo peor es que sigues huyendo. Para que lo entiendas, tú me ofreciste tirar de una cuerda entre los dos, a punto de romperse, y yo me puse en cabeza, mientras que tú te colocabas atrás. Entonces yo arrastraba de ti, hasta que decidiste soltar la cuerda. Yo solo quiero que pienses en frío, como yo lo acabo de hacer. Ya mismo dejo de hablarte, tú lo tienes todo en tus manos. Piénsalo, pero la paciencia tiene un límite. Lo siento, pero te quiero.
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