Te levantas por la mañana, te preparas mientras dudas si quieres serlo o no, por la pereza. Diez minutos más tarde te vistes, te peinas y te ves genial. Luego sales a la calle y tienes que aguantar las malas miradas desconfiantes de la gente y de tus propios “amigos”, y piensas: "¿qué coño hago yo aquí?", ¡joder!
Luego, después de una noche genial, llegas a casa y piensas: “¿qué es lo que soy?”, “me veo mal”, “soy una mierda...”. Buscas y buscas y al final te das cuenta de que no eres lo que pensabas ser, si no un contrario. Piensas que has estado haciendo el gilipollas todo este tiempo para nada, intentando ser como no eres, imitando una manera de ser que no es la tuya; piensas: “soy un falso, soy un gilipollas, no soy nadie en este planeta, solo un pleno gilipollas que se queja de problemillas con solución”, y en vez de solucionar problemas mundiales, como el cambio climático, te sientes mal, tienes ganas de morirte...; y piensas: “¿y si termino con todo este dolor?”
La vida no es más que sufrimiento, si no lo fuese sería eterna, pero no lo es, tiene fin, todos vamos a morir. Al final de todo esto, piensas: “no soy lo que creía ser, soy un falso, una mierda, pero por fin he encontrado lo que soy, y eso es lo importante. Mis "amigos" me miran mal, pero se acostumbrarán si de verdad son amigos”.
Ahora llega el momento... Por fin tengo claro quién soy, por fin lo tengo claro. Soy lo que soy y para ello he nacido.
Siempre me miran mal por la calle, pero pienso y me río: "ellos se ríen de mi porque soy diferente, yo me río de ellos porque son todos iguales".
Por fin lo tengo claro, soy lo que soy y para ello he nacido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario